Os novos formatos do teatro, como representações através de tablets, são destaque na atual edição do festival Fringe de Edimburgo, o principal evento de teatro alternativo do mundo.
O festival da capital escocesa, realizado durante todo o mês de agosto, é caracterizado pela liberdade na hora de representar. Um dos espetáculos que está chamando a atenção do público nesta edição, o Alma Mater, convida os espectadores a entrarem, um por um, em um quarto branco, vazio e sem janelas.
A peça transcorre nesse mesmo espaço, mas não fisicamente. O espectador recebe um tablet através do qual acompanha as fantasias de Wagner, uma criança que relembra seu dia ao deitar-se na cama. Durante os 20 minutos que dura a peça, o único espectador que está dentro do quarto se movimenta conforme as indicações do protagonista.
Nesta mesma linha de aproximação com o auditório, Adrian Howells apresentou no festival uma peça na qual banha, ensaboa e seca os espectadores. A experiência, que dura cerca de meia hora, não tem nada de sexual, segundo o artista escocês que pretende oferecer ao público momentos de luxo – na banheira há óleos e pétalas de rosa – e afeto.
Outra novidade deste ano é que algumas companhias de teatro decidiram não buscar um lugar para atuar. A ideia é montar a representação onde o público pedir, geralmente em uma casa ou um apartamento onde um grupo de amigos se reúne.
A origem do Fringe de Edimburgo remonta a 1947, quando oito companhias de teatro decidiram atuar na capital escocesa, apesar de não terem sido convidadas e não fazerem parte do programa oficial do recém-inaugurado Festival Internacional de Edimburgo. O desafio foi se repetindo ano após ano e o número de companhias que se uniram ao evento foi aumentando até que em 1959, graças ao sucesso da proposta, o festival foi oficializado.
Los nuevos formatos escénicos como representaciones a través de tabletas electrónicas, funciones a domicilio o la experiencia íntima de ser bañado por alguien protagonizan la actual edición del Fringe de Edimburgo, el festival de teatro alternativo mayor del mundo.
Si algo caracteriza al Fringe de la capital escocesa, que se celebra durante todo el mes de agosto, es la libertad y la falta de límites a la hora de representar danza, teatro o comedia.
Uno de los espectáculos que más está dando que hablar esta edición, por su innovador planteamiento, es Alma Mater, que invita al público a introducirse de uno en uno en una habitación blanca, vacía y sin ventanas.
La acción transcurre en ese mismo espacio, aunque no físicamente, por lo que el espectador recibe una tableta electrónica a través de la cual sigue las fantasías de Wagner, un niño que repasa su día al meterse en la cama.
Durante los 20 minutos que dura la función de la compañía de Glasgow Fish and Game, el único miembro del público que está dentro de la habitación se mueve alrededor de ella según se lo va indicando el protagonista.
La arriesgada apuesta ha recibido grandes críticas en este festival pero ha desconcertado mucho al público.
En esta línea de teatro íntimo, el artista Adrian Howells presentó en el festival un pieza en la que baña, enjabona y seca mientras los abraza a miembros del público .
“El placer de ser lavado, alimentado y apoyado” es una función diseñada para un solo espectador y que tiene lugar en una el baño de una habitación de hotel.
La experiencia, que dura una media hora, no tiene nada de sexual, según el artista y performer escocés que pretende ofrecer unos momentos de lujo, en la bañera hay aceites y pétalos de rosa, y afecto a su público que en algunas ocasiones llega a llorar.
Otra de las tendencias de este año esta siendo que algunas compañías han decidido no buscar un lugar para actuar, una de las labores más complicadas de los participantes del Fringe cuya programación engloba más de 2.500 espectáculos.
La idea es montar la representación donde lo pida el público, generalmente en una casa o un apartamento donde se reúnen un grupo de amigos.
El Festival de teatro alternativo de Edimburgo es una plataforma de nuevas tendencias que más tarde reverberan en los escenarios de todo el mundo por lo que es una cita indispensable cada verano para cazatalentos y productores.
El origen del Fringe se remonta a 1947 cuando ocho compañías de teatro decidieron acudir y actuar en la capital escocesa, a pesar de no haber sido invitadas y no formar parte del programa oficial del recién inaugurado Festival Internacional de Edimburgo.
El desafío se fue repitiendo año tras año y el número de compañías que se unieron al desafío fue aumentando hasta que en 1959 se estableció oficialmente, debido al éxito de la propuesta, el festival Fringe.